
El 3 de febrero de 2018 fue la fecha escogida por la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), la Municipalidad de Santiago y la productora para realizar el Antofagasta Minerals Santiago ePrix, más conocido como Fórmula E. Mañana, sábado 26 de enero, será la fecha determinada por los mismos actores para la realización de la segunda carrera de este tipo en Chile. ¿Qué hemos aprendido de la experiencia?
Bólidos por el Parque Forestal
Muchos santiaguinos recuerdan con desagrado la segunda mitad de enero de 2018 debido a la alta congestión vehicular en el centro de la ciudad provocado por las obras de preparación del circuito de la Fórmula E de ese año. El trazado comprendió parte de las principales avenidas de la capital y significó que muchos trayectos en transporte público superficial aumentaran considerablemente su tiempo de recorrido. Sin embargo, la congestión provocada estuvo lejos de ser el único problema.

El sector de Bellas Artes y Parque Forestal está definida como zona típica y patrimonial y fue justamente el sector el más perjudicado. Para la Fórmula E 2018, según los vecinos, no se tuvo en consideración su opinión, lo que permitió el sacrificio del barrio por la promesa de negocio y dineros que fueron a parar a otros bolsillos. Este es el caso de KMS, empresa representada por Rodrigo Salazar Valenzuela -hermano de Eliseo Salazar, ex automovilista chileno y hoy embajador de la Fórmula E en Chile-, la que facturó cerca de dos millones de dólares por contratos directos relacionados con la carrera durante el año 2017. Los vecinos mencionan a Eliseo Salazar como alguien que estuvo presente en diversas reuniones que fueron solo de carácter informativo. Al respecto, Revista Obdulio se comunicó con Aníbal Venegas, vocero de El Barrio Que Queremos, organización dedicada a la defensa del sector Lastarria – Parque Forestal – Bellas Artes. Su opinión, y la del barrio en general, es que el evento solo generó caos y que se vulneraron violentamente sus derechos como vecinos.
¿Cómo fue vivir en el barrio durante el proceso del evento?
Bastante caótico por la desinformación respecto al evento. Cerca de Navidad aún no sabíamos qué tramos se considerarían ni se nos avisó sobre los cierres perimetrales que ocurrieron durante la «previa». Esos días, tuvimos que conseguir autorizaciones para poder ingresar a nuestras casas. No había medidas de seguridad para el tránsito de bomberos o ambulancias. Unos vecinos tuvieron que presentar un recurso de amparo ya que quedaron encerrados en su calle y tenían que transportar a una enferma en ambulancia.
¿Existió vínculo de la empresa organizadora/productora con el barrio?
Ninguno. Hubo dos «reuniones» en diciembre de 2017. Durante la primera se nos fue a hablar sobre el plan de instalar la carrera, con toda esa meta-narrativa del «punto verde» y «sustentabilidad». Cerca de Navidad, la productora, miembros del municipio y del Ministerio de Energía se reunieron con los vecinos en el Museo de Bellas Artes para mostrarnos una presentación. Ni siquiera permitieron el ingreso de la prensa. Toda la información que recabamos nos llegó a través de investigación personal y organizacional, incluyendo los contratos entre la gente de Fórmula E y tres carteras de gobierno, donde se comprometían cifras millonarias.
¿Qué buscaban las organizaciones que estuvieron a cargo de la defensa del barrio?
Lo que se prometió luego del concierto de los Jaivas de 2013: no usar el Parque Forestal para eventos masivos. Primero, porque es patrimonial y Zona Típica; y segundo, porque se encuentra en un proceso de deterioro que salta a la vista. De hecho, el mismo Consejo de Monumentos Nacionales recomendó no usar el parque para ningún tipo de evento masivo.
¿Se les escuchó?
Solo gracias a los medios que recogieron nuestras demandas.
¿Qué beneficio tuvo el barrio con la carrera?
Solo hubo daños: al margen de los prados y jardines destrozados, hubo edificios patrimoniales rayados producto del cercado del parque, se destruyeron adoquines y por supuesto, la escultura de Rebeca Matte. Y al día de hoy no consideramos que haya habido reparación: los adoquines siguen perforados, la escultura fue destrozada y a nuestros ojos simplemente «parchada». El valor del patrimonio es abstracto, tiene que ver con la estética y la belleza, además de la perspectiva histórica. Si echas eso a perder, no hay reparación.
¿Puede considerarse transparente el proceso de organización de la Fórmula E de 2018?
Nada de lo que rodeó Fórmula E fue transparente. Hubo mucho secretismo y cuando los vecinos, vecinas y actores sociales hablábamos, se nos trató de lo peor, ninguneándonos. Es más, el intendente Orrego llegó al punto de mentir descaradamente cuando dijo que se había reunido muchas veces con los vecinos, siendo que eso nunca pasó.
Nuevo año, nueva carrera
Este año, la Fórmula E se correrá en el Parque O’Higgins y la productora asociada es Lotus Producciones, la misma empresa que está a cargo de la realización de Lollapalooza. Eliseo Salazar sigue siendo parte de la producción y organización de la carrera. En sus entrevistas se menciona, como gran logro, el hecho de la venta de entradas y los patrocinadores, reduciendo este evento deportivo a sus características económicas.
Nuevamente la Fórmula E se tomará un espacio tradicional de Santiago. El Parque O’Higgins, antes Parque Cousiño, es uno de los más grandes espacios verdes del centro de la ciudad. Una de las grandes ventajas de esta versión, según el alcalde Alessandri, es que el trazado no alterará el tránsito vehicular, pues toda la pista estará contenida al interior del parque. Si bien parece ser una buena noticia, la carrera es un punto más en la larga lista de eventos masivos realizados en el parque, eventos que significan ganancias económicas para la Municipalidad de Santiago.
Como generalidad, la cantidad de gente convocada por este tipo de eventos, sumada a los deficientes planes de mantención y la nula fiscalización hacia las productoras confluyen en la destrucción de los espacios públicos a manos de bolsillos inescrupulosos. Este caso es todavía más crítico, pues dicho terreno de cerca de 75 hectáreas es uno de los pulmones verdes más importantes de esta zona de la capital. Su buen trato cobra mayor importancia en una ciudad en que las áreas verdes están distribuidas de manera muy desigual entre las comunas de altos y bajos recursos. Esto, no obstante, no ha sido considerado por quienes están involucrados en el negocio. Por ejemplo, pese a que según vecinos de la zona la organización se comprometió a no utilizar espacios de césped, existen denuncias sobre mal uso de éstos y la instalación de graderías multitudinarias sobre lugares donde hay pasto sembrado. Hoy se pueden observar amplificadores, graderías y baños, lo que impactará negativamente en las áreas verdes del lugar. Parece irónico que un evento preocupado de la electromovilidad y organizado en aras de las energías sustentables, no tenga interés por el cuidado de los pocos espacios verdes de la comuna.
Zona de graderías sobre el césped del parque Graderías sobre césped Múltiples stands sobre áreas verdes Zona de baños cerca de la entrada. También sobre césped.
Para esta nueva versión de la Fórmula E se realizó una consulta a los vecinos sobre cuál sería el destino de los 300 millones de pesos que le cobró el Municipio de Santiago a la productora por el arriendo del espacio. Esta consulta, cuestionada por una parte importante de los residentes del barrio debido a que los proyectos adjudicados -y, por tanto, entregados por el proyecto- tienen que ver con obligaciones que corresponden al municipio, como seguridad, iluminación y mantención del parque. Este arriendo o venta de obligaciones va en línea con lo opinado por el mismo Alessandri a otros medios, en los que desliza la posibilidad de cobrar por el acceso al Parque O’Higgins.Al ser consultado sobre lo que debería esperar el barrio de los alrededores del parque y el resto de la ciudad con la llegada de la Fórmula E, el vocero de El Barrio Que Queremos se refiere a la contradicción de “traer un evento de autos a un lugar interrumpiendo, producto de su instalación y desarme, el diario vivir de la gente que vive ahí, y justificando todo eso a la luz de la sustentabilidad y las energías del futuro. Ahora eso de «poner a Santiago en el mapa» me parece de un arribismo y chabacanería sin límites: ¿Tenemos que jugar a los autitos para hacer destacar nuestra ciudad, echando a perder los barrios históricos que son los que efectiva y concretamente la engalanan?”